Terence Malick, 2011
Yo no entiendo porque a la que algo se sale de lo usual en sus planteamientos cinematográficos no parece haber término medio, o se odia o se eleva a los cielos fílmicos, solo hay que mirar la lista de valoraciones de alguna web de críticas públicas (
tipo filmaffinity), cuyas notas van dando bandazos del 0 al 10 como quien no quiere la cosa, por no hablar de las tan comentadas deserciones de las salas, aunque esto es más bien culpa de la desinformación de un público acomodado al que igual le da meterse en una sala que en la de al lado mientras haya un actor conocido. ¡Venga vamos a ver la última de
Brad Pitt!
Se ha dicho que la película es aburrida de la muerte. Mirar yo la vi después de comer (hora nada propicia para cosas poco digestivas, digamos) y salvo un tramo hacia los tres cuartos de película que se me hizo un poco largo, el resto entró como si tal cosa. Aburrida es
Green Lantern, que a los 20 minutos me daba tanto igual todo lo que pasaba, que me quedé irremisiblemente frito hasta las hostias finales. Entretenimiento y aburrimiento son dos conceptos tan etereos y subjetivos que fuera de contexto pierden todo significado.
¿De que va esta peli?, pues de la vida y la muerte, de padres e hijos, de amor y desamor, de triunfos y frustraciones, de lo pequeños que somos comparados con el universo y su historia, de espiritualidad (que no religión), y de algunas (o bastantes) cosas más para las que se toma como base las andanzas de una familia norteamericana durante los años 50. Eso sí, que nadie espere una narrativa convencional, de hecho que nadie espere una narrativa
:-), lo que vemos son viñetas desordenadas temporalmente de algunos acontecimientos clave, trufado con las reflexiones, dudas y frustraciones de los protagonistas plasmadas en voces en
off sobre chulísimas imágenes del más variado pelaje: Desde presencias divinas (o que alguien me explique que representan las luces esas) hasta imágenes naturales o metafóricas, pasando por un magnífico documental completo del origen del universo (tan completo como que dura 20 minutazos).
Sensaciones. Es una palabra que me gustaría destacar, la película transmite sensaciones, casi podemos sentir el agua salpicar, las pompas de jabón sobre nuestra piel o el aire sobre nuestras mejillas mientras corremos con nuestros amigos. Es magistral como
Malick nos introduce dentro de la acción para que vivamos esas experiencias, y eso no se consigue solo moviendo la cámara dentro de la acción, es necesaria una conexión emocional, y no puedo entender a los que dicen que es una película fría, a mi hubo escenas que me emocionaron de verdad, sobre todo la parte que retrata los primeros años de niñez.
Forma. Otro triunfo de la cinta, la fotografía es maravillosa, no hay minuto de la cinta en que las imágenes por si solas no merezcan la pena. La banda sonora (como en todo el cine de
Malick) está cuidada hasta el mínimo detalle y seguramente sea la causa de que el largo segmento del origen del universo sea brillante. Los movimientos de cámara se notan que están estudiados hasta el más mínimo detalle, la acción se mueve con la cámara de una forma sorprendente. Así que la belleza que desprenden las imágenes y la banda sonora le otorgan el calificativo de pequeña (o gran) obra de arte. Pero para ser una película magistral hace falta algo más.
Vamos a donde duele: Me temo que esta película no me ha hecho entender el sentido de la vida ni el lugar que ocupo en la historia del universo, temas sobre los que pretende hacer pensar. Yo lo que he visto son unas reflexiones muy interesantes (un gran ejemplo es lo insignificante que es una muerte comparado con el tamaño y la historia del universo) o las crisis de valores de algún miembro de la familia protagonista. Por no hablar de un innegable mensaje espiritual, las maravillas de la vida se plantean de tal forma que de manera poco sutil se invita al espectador a tomar posición al respecto. Y el mensaje espiritual puede ser digerible pero ese ambiguo final
new age donde vemos una especie de paraíso celestial me chirría porque para dar el explícito (y recitado) mensaje de que “La única manera de ser feliz es amar" pues tampoco hay que montar ese numerito.
O sea que bien pero sin fliparse, que si has visto algunas películas de
Tarkovsky o
Bergman (o incluso de
Von Trier), no se donde está lo rompedor de esta propuesta. Eso sí, me permito rebatir los argumentos de los que la ponen a parir: ¿Aburrida? ni de coña, ¿Fría? pues tampoco, ¿Que no explica nada? amos anda, ¿Pedante? no puede ser pedante un artista tan singular como
Malick, lo suyo puede ser auto indulgente pero nunca pedante.
Valoración: 7/10
PD: Me quito el sombrero ante
Brad Pitt, un tipo que los tiene bien puestos al producir (jugarse los cuartos) con algo tan arriesgado, y es que solo el hecho de que esta película exista es un pequeño milagro. Aunque imperfecto, esto si que merece un premio en
Cannes y no lo de
Apitchapong Whatever.