Michael Anderson, 1976
Dejando de lado las posibles nostalgias de quienes vimos esta película (o la serie de televisión posterior) en nuestra infancia, hay que reconocer que vista ahora es un poco flojita, y eso que el planteamiento vale la pena: Un mundo futuro donde al cumplir cierta edad se te fulmina a no ser que te toque cierta lotería que resulta que nunca toca, y donde los típicos rebeldes de turno comienzan a liarla. El problema es que no se consigue mantener el interés y la historia se desarrolla de forma algo incoherente. Lástima porque el diseño de producción consigue unos vistosos resultados con unos medios discretitos (si no contamos el cutre-robot de brazos de palo envuelto con papel de Aluminio) y desprende una carga erótica nada habitual con los minúsculos vestidos de las féminas. Solo para freaks del cine de la época (como yo). Por cierto, “La isla” de Michael Bay es un plagio bastante evidente de este argumento.
Valoración: 5/10
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