Darren Aronofsky, 2008
Después de tres películas y una década buscando su camino, el realizador Darren Aronofsky consigue realizar una de las mejores películas de los últimos años. El principal ingrediente del éxito lo tenemos en un gran guión sobre las miserias de un luchador de wrestling entrado en años que se arrastra por torneos de tercera para poder sobrevivir, un día sufre un grave infarto y tiene que replantearse su vida ya que volver al combate supondría para él un riesgo letal…. El segundo ingrediente clave es por supuesto la impresionante actuación de un Mickey Rourke nominado al Oscar, cada galleta que recibe en esos combates filmados con las entrañas duele de verdad (alguno de ellos cercano al gore), y consigue emocionar también en las escenas intimistas con su hija o su pretendida pareja (espléndida Marisa Tomei). Y por supuesto la sobria realización de Aronofsky, capaz de pasar en un plis-plas del vértigo de los combates a las escenas costumbristas de un Rourke que se tiene que ganar las judías trabajando de charcutero, por no hablar de soluciones de puesta en escena geniales, como los muchos minutos en que vemos al protagonista grabado de espaldas. Punto especial también para el toque nostálgico de los años 80 que inunda la película, especialmente su banda sonora centrada en el heavy-metal de la época. Un peliculón.
Valoración: 9/10.
Después de tres películas y una década buscando su camino, el realizador Darren Aronofsky consigue realizar una de las mejores películas de los últimos años. El principal ingrediente del éxito lo tenemos en un gran guión sobre las miserias de un luchador de wrestling entrado en años que se arrastra por torneos de tercera para poder sobrevivir, un día sufre un grave infarto y tiene que replantearse su vida ya que volver al combate supondría para él un riesgo letal…. El segundo ingrediente clave es por supuesto la impresionante actuación de un Mickey Rourke nominado al Oscar, cada galleta que recibe en esos combates filmados con las entrañas duele de verdad (alguno de ellos cercano al gore), y consigue emocionar también en las escenas intimistas con su hija o su pretendida pareja (espléndida Marisa Tomei). Y por supuesto la sobria realización de Aronofsky, capaz de pasar en un plis-plas del vértigo de los combates a las escenas costumbristas de un Rourke que se tiene que ganar las judías trabajando de charcutero, por no hablar de soluciones de puesta en escena geniales, como los muchos minutos en que vemos al protagonista grabado de espaldas. Punto especial también para el toque nostálgico de los años 80 que inunda la película, especialmente su banda sonora centrada en el heavy-metal de la época. Un peliculón.
Valoración: 9/10.
1 comentario:
La he visto ahora mismo y me ha parecido todo un peliculón. Rourke en el papel de su vida. Se queda cerca de Raging Bull que ya son palabras mayores.
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