Ari Folman (2008)
En 1982, el ejército del Líbano irrumpió en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila provocando una matanza sin precedentes como venganza por un grave atentado. El cineasta Israelí Ari Folman participó con 19 años en la guerra del Líbano, y 25 años después se da cuenta de que no consigue recordar nada de lo sucedido. Para remediarlo decide entrevistar a compañeros que estuvieron con él y elaborar un documental con el material. Sin embargo toma una decisión arriesgada, decide hacerlo utilizando exclusivamente técnicas de animación, combinando varias de ellas como animación tradicional, CGI, y en especial Flash (que es el tipo de animación que solemos ver por la web). Estamos hablando, por tanto, de un documental animado en el que se documentan hechos reales narrados por sus auténticos protagonistas, pero escenificados mediante animación. Esto incluye tanto la puesta en escena de las acciones narradas como las abundantes secuencias de entrevistas, y aquí se puede hacer una pequeña crítica, ya que resultan cuestionables los muchos minutos en que simplemente estamos viendo a un testimonio (animado) hablando. Sin embargo, esto no evita reconocer que los resultados gráficos de la animación son notables: La expresividad conseguida en los rostros, la dinámica de las secuencias de acción, el colorido (grisáceo o luminoso dependiendo del tono del momento), todo resulta bastante deslumbrante. Destacar por encima de todo la escena que da título a la película donde un soldado amenazado en una emboscada baila literalmente un Vals esquivando las balas enemigas durante un tiroteo y también los momentos finales en los que el mismísimo Ariel Sharon (entonces ministro de defensa) ordena pasividad total ante las acciones Libanesas. Al final de la película se nos muestran unas escenas en imagen real (las únicas en toda la cinta) donde se puede ver las consecuencias de la masacre (cuerpos mutilados, amontonados, lamentos, …). Personalmente pienso que esto no era necesario y deja entrever que el director no acababa de confiar en la técnica escogida para plasmar efectivamente los momentos más aterradores. Globalmente una cinta muy destacable a nivel técnico, y un interesante ejercicio sobre como nuestro cerebro consigue olvidar aquello que resulta molesto o incómodo, aunque las heridas acaban por salir a flote si no se curan a tiempo.
En 1982, el ejército del Líbano irrumpió en los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila provocando una matanza sin precedentes como venganza por un grave atentado. El cineasta Israelí Ari Folman participó con 19 años en la guerra del Líbano, y 25 años después se da cuenta de que no consigue recordar nada de lo sucedido. Para remediarlo decide entrevistar a compañeros que estuvieron con él y elaborar un documental con el material. Sin embargo toma una decisión arriesgada, decide hacerlo utilizando exclusivamente técnicas de animación, combinando varias de ellas como animación tradicional, CGI, y en especial Flash (que es el tipo de animación que solemos ver por la web). Estamos hablando, por tanto, de un documental animado en el que se documentan hechos reales narrados por sus auténticos protagonistas, pero escenificados mediante animación. Esto incluye tanto la puesta en escena de las acciones narradas como las abundantes secuencias de entrevistas, y aquí se puede hacer una pequeña crítica, ya que resultan cuestionables los muchos minutos en que simplemente estamos viendo a un testimonio (animado) hablando. Sin embargo, esto no evita reconocer que los resultados gráficos de la animación son notables: La expresividad conseguida en los rostros, la dinámica de las secuencias de acción, el colorido (grisáceo o luminoso dependiendo del tono del momento), todo resulta bastante deslumbrante. Destacar por encima de todo la escena que da título a la película donde un soldado amenazado en una emboscada baila literalmente un Vals esquivando las balas enemigas durante un tiroteo y también los momentos finales en los que el mismísimo Ariel Sharon (entonces ministro de defensa) ordena pasividad total ante las acciones Libanesas. Al final de la película se nos muestran unas escenas en imagen real (las únicas en toda la cinta) donde se puede ver las consecuencias de la masacre (cuerpos mutilados, amontonados, lamentos, …). Personalmente pienso que esto no era necesario y deja entrever que el director no acababa de confiar en la técnica escogida para plasmar efectivamente los momentos más aterradores. Globalmente una cinta muy destacable a nivel técnico, y un interesante ejercicio sobre como nuestro cerebro consigue olvidar aquello que resulta molesto o incómodo, aunque las heridas acaban por salir a flote si no se curan a tiempo.
Valoración: 8/10
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4 comentarios:
La película es interesante. He leído que ha provocado cierta polémica entre los palestinos. Fundamentalmente por lo sensible del tema, pero -desde mi punto de vista- sin demasiado fundamento, porque lo que la película es, es muy crítica con ambos bandos.
Saludos.
He escuchado tantas maravillas acerca de esta película que tendré que verla tarde o temprano aunque la temática no me llame la atención en exceso.
Saludos!
tomas, este suceso histórico es complicado de entender, recomiendo leerse los artículos en Wikipedia donde se explica bien el asunto. Desde luego los palestinos solo aparecen como víctimas, entonces más allá de que cuestionen la conveniencia de esta denuncia (que eso es básicamente la peli) no entiendo su malestar. Quienes salen peor parados son los libaneses (autores de la masacre) y sobre todo los israelíes que estaban por allí controlando la situación y tomaron una actitud completamente permisiva.
Fantomas, a mi de entrada tampoco es una temática que me interese especialmente, pero la película está tan bien realizada que creo que vale la pena y consigue crearte el interés, eso siempre es un punto a favor.
Saludos!
Casualmente los leí cuando vi la peli y la conclusión a la que llegue es muy sencilla. Este es material sensible y es cierto que existe predisposición frente a ella, aunque sea sin verla.
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