Mosura (Mothra)

Ishirô Honda, 1961

El mundo del Kaiju-Eiga es un refugio seguro cuando alguien quiere meterse entre pecho y espalda "una de monstruos" con la que pasar un buen rato disfrutando ora de buenas historias con más que aceptables efectos especiales, ora de los mayores despropósitos monstruosos y las mayores cutrerías imaginables, y creerme que ambas cosas se disfrutan por igual (al menos los que estamos en coordenadas cinéfilas fuera de rango). En este caso os traigo una de las correspondientes al primer grupo, y es que mucha gente piensa que el Kaiju se termina con las decenas de películas de Godzilla, pero hay otras decenas de películas con los más bizarros monstruos que no tuvieron la suerte de merecer secuelas, pero que en muchos casos esos monstruos acabaron acompañando a Godzilla en sus correrías. La lista es muy larga: Rodan, Ghidrah, Gamera, .....

 -Ritual nativo habitual para revivir orugas gigantes-

Venga vamos a marcar otra casilla de "hecho" igual que hicimos con Godzilla y Daimajin con una de las más extrañas propuestas que salieron de la mítica productora Toho: Nada menos que una oruga gigante del tamaño de un campo de fútbol que a mitad de película forma un capullo del que acaba surgiendo una igualmente gigante polilla que arrasa ciudades con el vendaval que provoca el movimiento de sus alas. Y repito que estamos en el primer grupo, esta es de las buenas: En esta época la productora Toho cuidaba sus producciones rodándolas en Scope (Tohoscope para ser exactos) con una fotografía muy colorista y proponiendo historias con sentido y buenos acabados.

 -Las micro Pili y Mili encerradas llamando a su salvador-

En este caso el argumento versa sobre una isla perdida donde encuentran a unas extrañas y cantarinas señoritas gemelas de un palmo de altura que son capturadas para ser exhibidas en espectáculos de feria. Pero lo que no sospecha el desalmado empresario es que estas Pili y Mili de bolsillo tienen la capacidad de invocar mediante sus cantos a la oruga-polilla monstruosa para que venga a su rescate. Con lo que antes de que la película se convierta en una monster-movie clásica tenemos una interesante primera parte deudora del cine de aventuras con esa expedición que se adentra en la extraña isla.

 -Mosura en formato oruga de camino a Tokyo-

Si no fuera porque abusan de unas maquetas de vehículos que al final acaban cantando como una kaiju-almeja, se podría decir que los efectos especiales están bastante bien, siendo la cima ese momento de expectación cuando la oruga forma su capullo en la Tokyo-tower o algunas de las imágenes de la oruga avanzando por el mar bajo el ataque de los aviones, o de la polilla arrasando la ciudad con su vuelo. Además por si el nivel de bizarrería no fuera suficiente con el monstruo, tenemos un país inventado que habla en inglés con el que la diplomacia debe lidiar y donde el cristianismo acaba siendo clave para hacer volver al monstruo al redil, dos asuntos francamente extraños.

-La metamorfosis (no de Kafka) de Mosura-

Desde luego que la he disfrutado y tal como había leído uno de los Kaiju más originales (para bien o para mal) que todo friki debe visualizar para complementar su bagaje de cultura popular, ¡que tanta obra maestra empacha, hombre!

Valoración: 7/10
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